27 de septiembre de 2022

No puedes cambiar la dirección del viento pero puedes ajustar las velas



El título de hoy, viene de una de las citas de James Dean «No puedo cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino».

Hay cosas que suceden y otras que hacemos que sucedan. Salimos a navegar marcándonos una ruta y la dirección del viento cambia pero, ¿qué haces? ¿Te dejas llevar? ¿Esperas que el viento vuelva a cambiar de dirección? ¿Te cruzas de brazos y asumes el nuevo destino?

¿Sabes la cantidad de veces que tendrás que ajustar la velas en tu destino? ¿La cantidad de veces que arreciarán tormentas o que el viento querrá llevarte a donde tú no quieres ir? Pero el barco es tuyo, lo tienes que llevar tú, debe seguir tus órdenes, tú eres el que le diriges y no tienes que permitirle que te lleve donde él quiera. Tú eres el que manda, tú tienes que marcar el destino y controlar el timón y las velas.

Ponte un ejemplo con el deporte. Tú quieres evitar que entren tiros a tu canasta, quieres seguir la estrategia con tu equipo, quieres encestar, quieres ganar pero, ¿cuántas veces el equipo contrario te sorprende? ¿Cuántas veces ves obstáculos en tu ataque? ¿Cuántas veces se rompe la trayectoria de tu tiro a canasta? ¿Cuántas veces ni siquiera puedes tirar? ¿Cuántas veces, ese fuerte viento (el equipo contrario), no te deja dar un paso y seguir tu camino, te impide llegar a su campo, te cambia tu destino?

Ya sé lo que me estás respondiendo y por eso en cualquier situación, en el velero, en el deporte, en el trabajo, en la vida, debes estar preparado siempre para seguir luchando por tu objetivo, por tu destino, por evitar que ese viento inesperado, esa tormenta, acabe contigo y con tus ilusiones.

Como te decía antes, el viento, las tormentas, los rayos y las centellas, estarán ahí, vendrán cuando menos lo esperes, por eso cuanto mejor estés preparado, cuanto más en forma estés, cuanto más confíes en ti mismo, cuanto más constante seas, cuanta más positiva sea tu actitud, mejor ajustarás las velas, mejor dirigirás el tiro y más canastas meterás.

Hay muchas cosas que suceden, sí, claro que sí, pero las podemos redirigir, hacer que sucedan pero como nosotros queremos, cambiarlas, adaptarlas, corregirlas, mejorarlas.
"No tengas miedo, lánzate a la vida y si no puedes cambiar la dirección del viento, ajusta las velas para llegar a tu destino."


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15 de septiembre de 2022

Resiliencia: desarrolla habilidades para resistir frente a las dificultades


La resiliencia es la capacidad de adaptarse a situaciones difíciles. Cuando el estrés, la adversidad o el trauma te golpean, sigues experimentando ira, dolor y pena, pero puedes seguir funcionando, tanto a nivel físico como psicológico. Sin embargo, la resiliencia no significa soportar algo difícil, ser estoico o atravesar la situación solo. De hecho, ser capaz de buscar el apoyo de otras personas es un componente fundamental de la resiliencia.

La resiliencia puede ayudarte a protegerte de diferentes afecciones de salud mental, como la depresión y la ansiedad. La resiliencia también puede ayudar a compensar los factores que incrementan el riesgo de presentar trastornos de salud mental, como el acoso o un trauma previo. Si ya tienes un trastorno de salud mental, la resiliencia puede mejorar tu capacidad para afrontar una situación difícil.

«Resiliencia» significa ‘poder adaptarse a las desgracias y a las dificultades de la vida’. Pon a prueba tu nivel de resiliencia y obtén consejos para desarrollar tu propia resiliencia.

Consejos para aumentar la resiliencia

Si quieres ser más resistente, ten en cuenta estos consejos:

  • Conéctate. Construir relaciones fuertes y positivas con los seres queridos y amigos puede darte el apoyo y la aceptación que necesitas en momentos buenos y malos. Establece otras conexiones importantes ofreciéndote como voluntario o participando en una comunidad religiosa o espiritual.
  • Haz que cada día tenga sentido. Haz algo que te dé una sensación de logro y propósito todos los días. Establece metas que te ayuden a mirar hacia el futuro con sentido.
  • Aprende de la experiencia. Piensa en cómo has afrontado las dificultades en el pasado. Recuerda las habilidades y estrategias que te ayudaron en los momentos difíciles. Incluso podrías escribir sobre experiencias pasadas en un diario para ayudarte a identificar patrones de comportamiento positivos y negativos, y guiar tu comportamiento futuro.
  • Mantén la esperanza. No puedes cambiar el pasado, pero siempre puedes mirar hacia el futuro. Aceptar e incluso anticipar el cambio hace más fácil adaptarse y ver los nuevos retos con menos ansiedad.
  • Cuídate. Atiende a tus propias necesidades y sentimientos. Participa en actividades y pasatiempos que disfrutes. Incluye actividad física en tu rutina diaria. Duerme mucho. Sigue una dieta saludable. Practica el manejo del estrés y técnicas de relajación, como el yoga, la meditación, la visualización dirigida, la respiración profunda o la oración.
  • Sé proactivo. No ignores tus problemas. En cambio, averigua lo que hay que hacer, haz un plan y toma medidas. Aunque puede llevar tiempo recuperarse de un gran contratiempo, un evento traumático o una pérdida, debes saber que tu situación puede mejorar si trabajas en ello.

Ser más resiliente requiere tiempo y práctica. Si no sientes que estás progresando, o no sabes por dónde empezar, considera la posibilidad de hablar con un profesional de la salud mental. 

Con asesoramiento, puedes mejorar tu resiliencia y tu bienestar mental.

Fuente: mayoclinic


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14 de septiembre de 2022

Cómo aprender de los errores

Para alcanzar el éxito, primero hay que fracasar


  • El error sirve para el aprendizaje y la evolución de la persona si se analiza y se hace un plan de mejora
  • Desde la escuela y desde casa, es importante educar a los niños para que sean tolerantes a la frustración

"He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido más de 300 partidos. En 26 ocasiones me confiaron el tiro ganador y fallé. He fallado una y otra y otra vez en mi vida, y por eso he tenido éxito". Son palabras de Michael Jordan, una de las estrellas del Baloncesto mundial, leyenda indiscutible de todos los tiempos. No fue sólo su talento lo que le llevó a ser uno de los grandes, sino también su filosofía de vida, aquélla que decía que la clave del éxito es el fracaso.

"El fracaso es una asignatura obligatoria para el éxito duradero", asegura a EL MUNDO el coach Enrique Jurado, experto en Inteligencia Emocional, director de D'Arte Coaching y fundador de Gente Brillante. "La única razón por la que fracasamos es porque al menos nos permitimos seguir creciendo. No hay ninguna especie en el planeta que lo haga todo bien. El error es parte del crecimiento y la evolución", añade. 

Seis son al menos son los motivos que da este profesional de lo positivo que puede ser cometer fallos. Te vuelves más inteligente: el error te permite analizar la situación y aprender de ella pues el éxito a la primera no genera análisis; desarrollas una mayor capacidad de aprendizaje; desarrollas tu memoria; te motivan a seguir aprendiendo; incitan nuevas conexiones neuronales en el cerebro y lo vuelven más activo y ejercitas tu capacidad de resistencia. 

Sin embargo, aceptar que nos hemos equivocado no es sencillo, algo hemos hecho mal y seguramente, hubiésemos querido que no ocurriera. Por ello, lo mejor es considerar el error como un reajuste. "Todos los grandes maestros pulen su arte (el que sea) a base de cometer errores y corregir. Es absolutamente hilarante pensar que uno se va a convertir en maestro de nada sin equivocarse", sostiene Mila Cahue, doctora en Psicología y autora de los libros Amor del bueno y del recientemente publicado, El cerebro feliz (Paidós Divulgación). 

La clave de todo, está en cómo se interpreta ese error. La diferencia está en eso. Es decir, "algunos interpretan el error como fracaso y, dependiendo de lo que éste signifique para ellos, lo disimularán, o echarán la culpa a otros. Quienes saben relativizarlo y asumirlo lo entienden como una parte en el camino de su perfeccionamiento personal", aclara. Así, el error más grande no consiste en cometerlo, sino en no enmendarlo. "Meter la pata y no sacarla te deja en el agujero para siempre. Pero si eres capaz de reírte, y corregir, el éxito está asegurado. En lo que sea", añade la experta en Psicología.

Cómo aceptar los errores
No cabe duda de que los errores están muy mal vistos en la sociedad. "El error es maravilloso, pero cultural y socialmente está muy penalizado. Nos hemos creído a pies juntillas la fórmula de 'valor=resultados', y por eso odiamos fallar. Y la tensión que nos genera el fallo nos lleva a seguir fallando. Si eliminásemos la tensión, el aprendizaje sería mucho más rápido y efectivo", mantiene el experto. Pero más castigado aún están los errores que se cometen en temas nucleares como el trabajo, familia, pareja, amigos. "Hay unas expectativas que según este profesional, son absolutamente irreales y obsesivas sobre nuestra perfección, y de esto tiene mucha culpa, los modelos ideales que nos están inyectando a través de la TV, Internet o el cine. Hollywood nos ha hecho mucho daño", aclara. 

Por ello, cuando cometemos un fallo lo primero que debemos de hacer es aceptar el dolor, como parte natural del proceso de aprendizaje. De este modo, y según explica Jurado, una vez le das sentido, y dejas de lado el juicio, va a ser muy sencillo seguir adelante hasta que alcances tu deseo o meta. Lo importante por tanto, es reconocer estos fracasos como parte fundamental del éxito a largo plazo, y no quedarse con el dolor temporal, sino con el triunfo y la felicidad duradera. 

Para entenderlo mejor, Jurado alude a Tim Gallwey, el padre del Coaching moderno. Éste decía que el verdadero aprendizaje se realiza de una forma efectiva y con los mejores resultados, al eliminar toda interferencia interna, es decir, todo juicio. De este modo, los bebés al aprender a caminar o a hablar, no reciben ninguna instrucción, y sin embargo aprenden casi de un día para otro, porque carecen de juicio interior. Simplemente, se guían por su deseo natural de crecimiento y evolución (caminar, hablar), y el instinto les lleva a 'intento+corrección'. Así, en apenas unas semanas aprenden dos de las más complejas habilidades humanas, sin ninguna instrucción.

Lo mismo sucede en el ámbito educativo. Aunque suene paradójico, incluso cínico, a veces es bueno suspender. Uno, para no dar nada por hecho y dos, para poder saborear y apreciar mejor los éxitos. 

No estamos diciendo que el suspenso en sí sea bueno, nada de eso, sino que "el suspenso, como cualquier error, forma parte del proceso de aprendizaje, por tanto será bueno siempre y cuando, seamos capaces de hacer una análisis reflexivo de ese error: valorarlo, reflexionar, hacer un plan de mejora", afirma el orientador educativo Jesús Zapatero Herranz, miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía (AAPS).

Pero sobre todo, equivocarse es bueno por algo mucho más importante que todo lo demás: para que sean tolerantes a la frustración. Hay alumnos que no están acostumbrados a suspender y luego, bien en la Universidad o después en el trabajo, comenten fallos que les cuesta aceptar. "La tolerancia a la frustración es muy importante para la vida, forma parte del desarrollo de la personalidad y, según estudios muy rigurosos, tiene un peso decisivo en el devenir de cada persona", sostiene Zapatero. 

Por ello, es imprescindible recordar "que no solo debe ser la escuela la que forme a los niños y niñas para que sepan gestionar bien emociones como la frustración, sino que es fundamental el papel de las familias", concluye.


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17 de agosto de 2022

Estrategias que te llevarán a conseguir los resultados que deseas



Todo el mundo quiere conseguir el éxito, o al menos eso afirman, pero a la hora de la verdad pocas personas están verdaderamente comprometidas con el mismo. Anteponen prejuicios, compromisos y el que dirán a lo verdaderamente práctico e importante, y luego se preguntan por qué no consiguen lo que quieren y acaban culpando de todos sus males a las circunstancias o a otros.
Te enseño en este artículo unas estrategias que te llevarán a conseguir los resultados que deseas.
¿De quién te rodeas?
Observa a tu alrededor y mira qué tipo de personas tienes a tu lado. Eres un promedio de las seis personas con las que más te relacionas. Si las personas que están cerca de ti, son negativas, envidiosas y no tienen éxito. Eso es lo que habrá en tu vida.
Rodéate de gente que te haga sentir bien, que te motive a ser la persona exitosa que quieres llegar a ser. Personas que están en tu mismo camino o que ya han conseguido lo que tú quieres conseguir. Rompe con quien te hace perder tu tiempo y siempre anda con frases negativas que te hacen sentir peor y no te ayudan a conseguir lo que deseas.
¿Qué lees? ¿Qué ves en la televisión? ¿Qué tipo de música escuchas?
Igual que las personas de las que te rodeas afectan a tu vida y a tus resultados, ocurre lo mismo con la información que recibes ¿Qué libros lees? ¿Qué programas de televisión te gustan? ¿Qué tipo de música escuchas?
Casi todas mis lecturas tienen que ver con los negocios y el desarrollo personal. Es raro que me veas leyendo una novela, aunque también hay novelas positivas y que motivan a entrar en acción. Hace tiempo que no veo los informativos de televisión, sólo dan malas noticias porque eso es lo que vende y la realidad es que también ocurren cosas buenas.
Pero sin embargo últimamente tal como están esos programas, no te ayudan en absoluto a levantar el ánimo, más bien todo lo contrario. Cuando alguna vez me ha pillado en algún sitio donde tenían la televisión encendida y he visto lo que contaban, me he preguntado cómo es posible que aún estemos todos vivos, porque tal como lo cuentan, esto tenía que haber petado hace mucho tiempo.
No son realistas, lo hacen para que te quedes pegada a la televisión, porque el drama vende. Así que no creas que estás bien informada por no perderte los informativos, tan sólo estás manipulada.
La música que escuchas también es importante, te recomiendo que utilices música Zen, de Feng shui o Reiki. En cualquier tienda especializada puedes encontrar música adecuada para provocar el ánimo que deseas.
Ser, hacer y tener
Este es el orden en el que realmente se dan las cosas. En la sociedad actual, lo hacemos totalmente a la inversa, primero debes tener, para poder hacer y finalmente ser. La realidad es todo lo contrario primero hay que ser, después hacer y finalmente tendrás.
Es por eso por lo que te cuesta tanto conseguir tus metas. La casa se comienza con unos buenos cimientos, y esos cimientos son el ser, que sostiene todo lo demás. Aprende a ser por encima de los miedos y las circunstancias, es así como conseguirás todo lo que te propongas.
¿Estás de verdad asumiendo la responsabilidad con tu éxito?

De esto te hablaba al principio del artículo ¿Estás verdaderamente comprometida con tu éxito, o te limitas a buscarte excusas, en circunstancias o personas externas? Todo tiene un precio en esta vida, a veces es dinero, a veces esfuerzo, otras el romper con paradigmas establecidos o con apegos.

La pregunta es ¿Estás dispuesta a pagar el precio, o prefieres pasarte la vida a merced de las circunstancias y culpando a factores externos de tu falta de suerte? Créeme que el precio a pagar por no comprometerte con tus sueños es mucho más alto. Lo que te detiene no son los factores externos, sino tu miedo a los mismos y a supuestas desgracias que nunca ocurren.
Podrás culpar a lo que quieras y a quien quieras, pero eso no va a cambiar tu vida, ni te va a solucionar problemas.
Aplica estas estrategias a tu vida, y comienza a conseguir tus resultados deseados.

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5 de agosto de 2022

¿Cómo se cierra una etapa?

No es novedad para nadie que no se puede escribir un nuevo capítulo, sino se deja de leer el anterior, sino se pasa de página, sino se cierra una etapa, eso no es novedad, no tiene misterio, pero algo que parece tan sencillo se puede tornar de lo más complicado. Más de una vez dicen es mejor cerrar la etapa, seguir adelante, pero siempre olvidan un detalle: ¿Cómo se cierra una etapa?, ¿cuál es la técnica a seguir?, ¿dónde está el manual?, ¿quién nos enseña cómo hacerlo? Nadie tiene las respuestas a estas mil preguntas, entonces es cuando nacen los problemas.

A diario escuchas gente intentando convencerse de que ese algo “es una etapa cerrada” pero a los dos minutos esa puerta que según ellos estaba cerrada hermética se abre con más fuerza que nunca; por ello para cerrar una etapa no basta con querer convencerte de que ese libro está archivado, una etapa no se cierra pronunciando un par de palabras mágicas. Un capítulo tampoco se finaliza odiando, ni despreciando, porque en mi opinión, aunque mucha gente crea que del amor al odio existe tan sólo un paso, para mi es imposible odiar algo que en su momento quisiste, que en otro momento te regaló instantes de alegría, de felicidad.

Entonces ¿cómo se cierra una etapa?, ¿cómo se pasa de página? Para muchos cerrar una etapa supone odiar, para otros ser indiferentes, en cambio otros simplemente prefieren seguir viviendo a puerta abierta.

Nada peor que no poder cerrar una puerta que sabemos debemos cerrar, es como una herida abierta, que al menor de los roces está esperando para volver a sangrar. Para curar la herida es necesario comenzar desde la capa más profunda, lo mismo pasa con la etapas, para cerrarlas se tiene que empezar desde el fondo del asunto, es como arrancar el árbol de raíz, pero para ello debemos convencernos de que no es por bronca, o por lastimar al otro, ni por demostrárselo al mundo, sino por nosotros mismos, porque necesitamos o deseamos comenzar a escribir un nuevo capítulo.

Por eso si alguien me pregunta ¿cómo se cierra una etapa?… Para mi cerrar un capítulo supone dejar  de lado odios, rencores,  para comenzar a aceptar desde nuestro interior que ese algo o ese alguien no pueden ser, que algunos para siempre no duran, que se necesita avanzar, que en muchas ocasionas algunas personas o circunstancias no vienen para quedarse, sino para dejarnos una enseñanza. Por ello para cerrar una etapa se debe estar dispuesto a dejar ir, a decir adiós, pero también a valorar todas las etapas, las que amamos y las que odiamos, porque todas trajeron consigo una enseñanza, algo que debíamos aprender.

Y un día, casi sin darte cuenta, pensarás en esa etapa como algo distante, como una página más de tu historia; ese día comprenderás que era lo que debías aprender con esa etapa, te darás cuenta cuanto has crecido, conocerás una mejor versión de ti… Entonces ese día estarás listo para comenzar a escribir un nuevo capítulo. 

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3 de agosto de 2022

La crítica y el criticón

Criticar algo o a alguien supone, de entrada, ubicarse en una posición de superioridad. Solo quien detenta un poder, un conocimiento o un criterio mayor, puede evaluar y calificar. Un criticón hace eso todo el tiempo: juzgar a los demás, pretendiendo que su opinión, en verdad los va a degradar.
Del crítico al criticón hay un abismo. El que hace una crítica seria se sabe y se certifica como experto para hacerla. Evalúa tanto los aspectos negativos, como los positivos de aquello que está analizando. Lo anima un afán de mejora y por eso está despojado de ira al formular los resultados de su evaluación.
En cambio, el criticón lo que quiere es, simplemente, descalificar a los demás sin otra intención que la de desacreditarlos.

Crítica y proyección

El psicoanálisis estableció la existencia de un mecanismo de defensa que denomina “proyección”.  Consiste en un ejercicio inconsciente, a través del cual una persona les adjudica a otros sus propias virtudes, defectos y necesidades. Es como si tú te vieras al espejo y pensaras que quien se refleja ahí es otro.

La proyección se manifiesta cuando, por ejemplo, pensamos que le caemos mal a una persona, cuando en realidad somos nosotros quienes no la aceptamos. O cuando le gritamos a alguien que no nos grite. O en las situaciones en las que le damos a otra persona un consejo que no nos ha pedido; asumimos que necesita de ese consejo, cuando en realidad quienes lo necesitamos somos nosotros.
En el caso de los criticones, la proyección estriba en que tienen una opinión negativa de sí mismos. Y cualquier asomo de sus propios rasgos en otros desata la crítica inmediatamente. En el fondo, quieren probar que los demás son tan malos como ellos mismos. Que nadie es mejor.
Ver los defectos o las equivocaciones de los demás con lente de aumento les genera una gratificación; es una manera de eludir sus propios defectos y equivocaciones, escudándose en el prejuicio de que los demás son iguales o peores.
Como se dijo, se trata de un mecanismo de defensa que es inconsciente. De defensa, porque permite preservar una idea del propio yo. E inconsciente, porque no es una conducta deliberada o calculada. Nace como espontáneamente, aunque se repita sin cesar.

Los efectos de ser criticón

Un criticón está atrapado en una realidad muy triste. Su constante descalificación de los demás le crea la idea de vivir en un mundo insoportable. Aunque haya cierta satisfacción al ejercer sus críticas, se trata de una gratificación pobre y demasiado pasajera. La mayor parte del tiempo van a experimentar una profunda inconformidad.
El criticón tiene fuertes rasgos de paranoia y de melancolía. Es más que probable que haya crecido en un medio en donde se le juzgó de manera injusta. Seguramente se le señalaron sus defectos constantemente y se le hizo pensar que “no hacía nada bien”, que su valor como persona era relativo.
En un criticón hay un niño sojuzgado y triste que sigue encadenado a una infancia desdichada.
La crítica desmedida hacia los demás impide las buenas relaciones, pero sobretodo impide confiar, ser espontáneo, alimentar los lazos de intimidad. Por eso el criticón es también un gran solitario, que pasa el tiempo entre la tristeza y el enojo.
Y aunque haya razones de peso para que el criticón sea como es, lo cierto es que su comportamiento es dañino para los demás. Genera atmósferas pesadas y puede llegar a herir a los otros con sus palabras, o sus acciones.
También promueve un ambiente grupal poco sano que, más temprano que tarde, conduce al conflicto. En realidad, necesita ayuda para reconciliarse consigo mismo. Y debe buscarla.
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